miércoles, 13 de enero de 2010

EL TANGO COMO UNA EXPRESIÓN DE LA TRISTEZA URBANA



¿Dónde estará mi arrabal?
¿Quién se robó mi niñez?
¿En qué rincón, luna mía,
volcás como entonces
tu clara alegría?
Veredas que yo pisé,
malevos que ya no son,
bajo tu cielo de raso
trasnocha un pedazo
de mi corazón.

TINTA ROJA
Música: Sebastián Piana – Letra: Cátulo Castillo




PARA UN ARGENTINO con menos de 30 años, el tango puede parecer una cosa de viejos. Sin embargo, cuando se ha vivido un poco o se han transpuesto las descomunales fronteras de nuestro país, de repente se suscitan unas ansias adormecidas por las raíces, por el sentido de la identidad nacional. Y ahí se descubre uno silbando un tango arrumbado en el olvido, pleno de nostalgia, con la melancólica característica de los porteños, como se denomina a los habitantes de la ciudad de Buenos Aires.

Se ha dicho que el tango es como el blues, salvo que interpretado en otro tempo (2: 4). ¿Será verdad? Veamos.

Los estudiosos del fenómeno han sostenido que el blues no es la única música folklórica que recoge los dolores y placeres de los postergados. Tanto el tango en la Argentina, como el cante en España o la música rebetica en Grecia, tienen su origen en una cultura urbana subterránea que es expresión de los viejos tabúes de sexo, alcohol y droga, ilustrados en un lenguaje vulgar al alcance de los estratos sociales más carenciados. El tango ha sido considerado como el blues en su propio país en parte por la tristeza musical que refleja, pero principalmente por la vívida descripción de un estilo de vida que, para los valores morales “civilizados” de la época, era escandaloso. La razón por la que estilos musicales tan diversos encuentran una similitud con el blues se halla en la forma en que logran expresar la experiencia urbana a partir de un denominador común: letras cargadas de crudo argot, no exentas de pintoresca poesía y una efectiva enumeración de la inclemente realidad de la clase trabajadora (Cfr. “Enciclopedia Sentir el Blues”, Altaya, 1995, Barcelona, España).

El tango nació en Buenos Aires hacia finales del siglo XIX como una expresión folklórica de lo popular, pero pronto se convirtió en parte de la identidad nacional. En sus orígenes, era una música prohibida, en cuanto representación de placeres y deseos vedados, que se bailaba en lupanares y barrios de las orillas, donde los “niños bien” acudían a buscar diversión. Se ejecutaba con flauta, guitarra y violín. En una evolución posterior, se agregó el doliente sonido del bandoneón, instrumento que hoy lo identifica. No fue sino hasta los años 30’ en que el tango fue aceptado por el resto de la sociedad argentina, después del gran suceso que alcanzara en París. La adopción de las clases acomodadas lo transformó en verdadero sinónimo de la ciudad de Buenos Aires. La Típica u orquesta de tango, conjuntamente con la Jazz Band -de gran popularidad en la época- comenzó a aparecer como atracción musical en cada club o fiesta privada.

Hacia mediados de los 50’ se agregó la guitarra y el bajo eléctrico, hecho que generó un caldeado debate en torno a cuál de las vertientes era “realmente” tango, forzando por entonces la distinción entre tango “clásico” y “moderno”. La sucesión de las décadas no ha logrado acallar la discusión.

En una era temprana, las letras abordaban una temática claramente rural, pero pronto los tópicos se desplazaron hacia un contexto más urbano, el que en definitiva forjó el estilo de las letras. El tango es pura experiencia de vida: placer, dolor, tristeza, esperanza, desdicha, desafíos, derrotas. Las letras privilegian el valor supremo de la amistad; la trasnochada filosofía de cafetín; las carreras de caballos; los amores no correspondidos; la ingrata que se fue con el mejor amigo; la abnegación de las madres, las historias de los conventillos (grandes casonas coloniales donde familias enteras de inmigrantes europeos vivían en una “piecita”), el guapo y el compadrito (y su azaroso vínculos con la política); los duelos a cuchillo; en suma, escenas de la vida cotidiana a la vera del Río de la Plata.

Por eso el tango significa a Buenos Aires y sus letras están llenas de historias de la ciudad que retratan sus grandes avenidas; el bar de la esquina; el obelisco; las librerías siempre abiertas de la calle Corrientes; un barrio desconocido; la pasión para el fútbol; un sofisticado sentido del estilo; mujeres hermosas y delicadas; la tristeza vieja; confesiones de una noche del insomnio; un llanto al amanecer, nostalgia y más nostalgia...

El vocabulario habitual se encuentra informado de constantes referencias a letras de tango y en ocasiones basta con enunciar el título de un tango para resumir toda una situación.

El año pasado Chick Corea y Gary Burton, entre otros, vinieron a la Argentina para participar en una serie de conciertos en honor de Astor Piazzolla, uno de los más famosos artistas de tango. En un reportaje para la televisión, comentaron que no había expresión musical en el mundo con raíces populares tan profundas y que estuviera destinada a ser un fenómeno de masas como las del blues, el jazz o el tango. Agregaron que solamente puede considerarse como “clásico” a aquel género musical que a pesar de la adición de nuevos instrumentos, logra sobrevivir a la prueba del tiempo sin perder la originalidad de su energía y mensaje.

En este sentido, tanto el tango como el blues, resultan un género que más allá de las modas o épocas; ha logrado superar tiempos y geografías para convertirse en un verdadero clásico universal.

Considerando lo hasta aquí reseñado, es posible constatar entonces que en lados opuestos del ecuador, ambientes similares desarrollaron similares géneros musicales: Un río moroso, un clima bochornoso, inmigrantes, una ciudad siempre creciente con un puerto en la puerta. Eso es el Tango. Y eso también el blues. Nadie notaría la diferencia si en los párrafos precedentes la palabra “tango” fuera substituida por la palabra “blues”. Porque el tango se ha definido como “una pena hecha canción”.


(c) Pablo Martínez Burkett, abril de 1997

Tal como fuera publicado en la edición de abril de 1997 de la Bluesletter, revista mensual de la Washington Blues Society



-----------------------------------------------------------------------------------


THE TANGO AS URBAN BLUES EXPRESSION

A common roots research



TO THOSE ARGENTINEANS under 30, the Tango may seem the stuff of an older generation. But when you’ve really grown up and lived a little, when you’ve travelled beyond the lengthy borders of Argentina, within you there suddenly awakens a sleeping hunger for your roots, for a sense of national identity. And you find yourself whistling a forgotten Tango, rich with the melancholic homesickness characteristic of the Porteños, as the residents of the port city of Buenos Aires are called.

It has been said that the Tango is like Blues lyrics, but set to another tempo (2:4). Is that true ? Let's see.

Schollars said that the Blues were not the only folk music to arise from the pains and pleasures of the disadvantaged classes. The Tango in Argentina, the Cante in Spain, the Rebetica in Greece, all have their roots in an underground urban culture, expressing the old taboos of sex, alcohol and dope, in a language thought to be vulgar, common or low-class. The Tango has been considered the blues in its own country partly, by the musical sadness, but mainly for the vivid description of a life style which was considered scandalous for "civilized" moral values. The reason that makes these so different music resemble blues is the manner they express the urban experience because they have a common denominator: vivid lyrics consisting of argot (or slang), picturesque poetry and a true-life account of the realities of the downtrodden classes (According to Feeling the Blues Encyclopedia, Altaya, 1995, Barcelona, Spain).

The Tango was born at the end of the 19th century, as a popular or folklore expression of Buenos Aires, but it soon became part of Argentina’s national identity. The Tango was as a forbidden music, representing forbidden desires and pleasures, danced in brothels and in the barrios of lower classes and by the sons of the upper class, who visited these places looking for fun. It was played on the flute, violin and guitar. As the Tango evolved, the bandoneón, with its mournful sound, was incorporated until it became the prominent sound which now defines the Tango. It was not until the 30’s that the Tango became accepted by the rest of Argentinean society, after becoming the hit of Paris. This embrace by high society made it truly synonymous with the city of Buenos Aires. Tango orchestras began appearing. Every club or private party had two types of musical entertainment: the Jazz Band, as was universally popular at that time, and the Típica, or Tango orchestra.

By the mid-1950’s the electric guitar and electric bass were added, beginning a heated debate over what was “really” Tango and a distinction between “classic” Tango and “modern” Tango. After many decades, this difference still remains for many people.

In its earliest conception, Tango lyrics spoke of rural subjects, but soon more urban themes worked their way into the songs: Tango is all living experiences: Pleasure, pain, sorrow, hope, despair, challenges, defeats. Tango lyrics refer topics such as: friendship over all,, barstool philosophy, turf and horse races; unrequited loves, broken hearts by an ungrateful girl who left her man for his best friend, devotion to men’s mothers, the stories of the conventillos (large, rundown colonial mansions where whole European immigrant families lived in one small room), the guapo and the compadrito (the bodyguards and thugs of the politicians), knife fights. As it is seen, the Tango affords all aspects of life along the Rio de la Plata.

This is the reason why Tango means Buenos Aires and why is full of city stories which portrait big avenues, the next corner bar, the Obelisk, lot of book stores always open in Corrientes Av., unknown neighborhoods, the passion for soccer, a sophisticated sense of style, the most beautiful and thinnest girls, old sadness; confessions of a sleeplessness night, a crying at dawn, homesickness and more homesickness...

The daily vocabulary is plenty of Tango lyric references and some situations do not require more explanation than a Tango title to get the point.

Last year, Chick Corea and Gary Burton, among others, came to Argentina to take part in a serie of concerts in honor of the late Astor Piazzolla, one of Argentina’s most famous Tango artists. In a TV interivew, they commented that there was no musical expression anywhere in the world with deeper roots in the common people and that grew to be such a massive phenomena, like blues, jazz or Tango. They also added that a music could be only called “Classic” when it could survive the test of time without loosing the original energy and the original message, in spite of the addition of new instruments.

Both the Tango and Blues, are music that go beyond what is currently popular in a given place or time; they have transcended time and geography to become truly classic and universal.

Considering the aforesaid, we are able to establish that on opposite sides of the Equator, similar forms of music developed from similar environments: A big river, sultry weather, immigrants, an always growing city with a big port. That's the Tango. And that’s the blues too. No one would notice a difference if, in the foregoing paragraphs the word "Tango" were replaced by the word "Blues". Because the Tango has been defined as “a sorrow that is sung”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario