martes, 30 de julio de 2013

Ejercicio de visión remota


La conciencia es un singular del que se desconoce el plural.
Erwin Schrödinger- ¿Qué es la vida?
Nadie como nosotros para conocer los riesgos de la visualización remota. La inteligencia militar de la Corporación Orwell había destinado millones al desarrollo de un programa experimental en esa área. El capitán Dickinson se ofreció como voluntario. Era un psíquico excepcional. Desde el principio fue capaz de distinguir entre fantasía y representación mental. Por sus cualidades extraordinarias se le ordenó una misión casi sobrenatural: debía conectarse con la red neuronal Griffin. No sería una misión inocente. La Corporación pretendía exterminar a la incipiente Secta de los Filósofos. Originalmente, los implantes Griffin se habían diseñado con fines terapéuticos pero la adaptación para uso recreacional había producido una dependencia masiva en la población. Esta abolición de la voluntad era resistida por nuestra Secta, que predica el libre albedrío. Los arreglos para la incursión punitiva se hicieron con devoción. Al joven capitán le bastaron unos pocos pases para enlazar a la red. Entregados a festejar la codiciada simbiosis entre la mente humana y la terminal mecánica, los jerarcas no advirtieron las maniobras de contrainsurgencia dispuestas por el restaurador Ts’ui Pen. El maestro había entrevisto que esta sería la única oportunidad para modificar lo porvenir. La tarea se confió a la Orden del Símbolo. Somos monjes guerreros entrenados para alcanzar estadios ulteriores de la visión a distancia. Cuando Dickinson accedió al sistema ya habíamos introducido una subrepticia distorsión en las imágenes del futuro. Al regresar, trajo consigo la falsa solución a la indescifrable complejidad de las interconexiones neurales: era imperativo construir el Cubo Errante, un supra-controlador del tráfico de los dispositivos. Una vez montado, el límite entre lo real y lo ilusorio se tornará inescindible y por mucho tiempo, el poder de los Orwell será ilimitado. Tendremos que sobrellevar ese peso en nuestra conciencia. Pero sabemos que un día vamos a infiltrar el Cubo Errante y destruir para siempre a la todopoderosa Corporación. El maestro Ts’ui Pen, la Secta y la hermandad del Símbolo, aguardamos esa jornada con esperanza.
© Pablo Martínez Burkett, 2013
El presente relato ha sido publicado en la edición # 128 de la Revista Digital miNatura dedicado a las distopías. Y es una precuela del relato Mondo Cane, publicado en la edición #102 de la misma Revista.

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