jueves, 29 de enero de 2015

EL AUTOR INVITADO: Juan Manuel Valitutti


UNA FLOR



Entonces, lo supo.
Lisa y llanamente, el CLN con código TTI-WZ000-Q4 supo en ese momento —mientras se detenía a metros de alcanzar la vereda opuesta de la calle—, que el Sr. Juan Manuel Valitutti, residente geriátrico de una lujosa casa de descanso en el barrio de Nuevo Caballito, acababa de morir.
“Es una intuición”, se dijo, y se rió. E inmediatamente se sintió culpable.
“¿Debería estar feliz porque experimenté algo que nunca antes había sentido, o triste... porque el Original del cual me duplicaron se ha ido para siempre?”.
—¡Señor! —La amonestación perentoria de un oficial—. ¡Sí, usted! ¡Camine! —El transeúnte descuidado completó su trayecto—. ¿En qué pensaba? ¿No vio la señal? Entrégueme su identificación, por favor. —El oficial revisó el documento guiado por una corazonada: cuando halló el sello revelador, buscó los ojos del infractor—. ¿Conque clónico, eh? —El interpelado asintió—. ¿A dónde se dirige? —El oficial se adelantó y aguzó el oído—. ¿A dónde, dijo? ¡Oh! Ya veo... —El oficial reintegró el documento a su dueño—. Bien, lo voy a dejar ir... en vista de las circunstancias. Pero aun así, debería prestar más atención a las señales de tránsito, ¿no cree?
El CLN prosiguió su camino. ¡Originales! ¿Qué se creen? Se desentendió del asunto como de un mal sueño y se detuvo ante un puesto de flores. Compró un copioso ramo de rosas. La vendedora le guiñó un ojo.
—¿Para su enamorada, joven? —inquirió, divertida.
—¡Oh, no, es para un caballero! —respondió el CLN, muy serio.
La vendedora le cerró la persiana en la cara.
“Deberían hacer algo con ciertos Originales, creo yo”, concluyó el CLN mientras se alejaba a paso redoblado.
Entonces la culpa lo alcanzó nuevamente. Miró a izquierda y derecha, compungido. Consultó su mapa-pulsera. “Confitería”, pronunció sobre el aparato, alargando las palabras. Tenía suerte: había una tienda a pocas cuadras de distancia.
Compraría una importante caja de bombones.
***
Su mujer lo recibió con un abrazo y un beso.
—Tuve un sueño, anoche... —comenzó él, mientras se desembarazaba del abrigo y del bolso—. Por supuesto, no lo entendí. Ya sabés cómo es: no quiero aburrirte con el tema de los sueños de los clónicos, y de la importancia de su análisis en las sesiones de terapia... —El CLN miró a su mujer—. Pero pasó algo hoy, cuando salía de la oficina. Cruzaba la calle y supe, realmente supe, por qué había soñado con flores. —El CLN comenzó a retirar el ramo de su envoltorio—. No necesito de la terapia para...
—¡Mi amor! —La mujer le rodeó el cuello—. ¿Son para mí? —Las lágrimas le anegaban los ojos—. ¡Por supuesto que no necesitás de la terapia! Le dije a esa odiosa de al lado que los clónicos no se diferencian de los humanos en lo más mínimo y... —La mujer observó el paquete que el CLN retiraba de debajo de su abrigo—. ¿Y esto? ¿Bombones? —Se echó a reír, embriagada de felicidad—. ¡Me fascinaría que la gorda ésa viera lo caballero que sos! Seguramente su marido, que es humano... Quiero decir... Vos también sos humano, claro... —La mujer se sintió torpe, y se llevó un bombón a la boca. Dejó la caja a un lado y se dirigió a la cocina—. ¡Sentate, amor, cenamos enseguida! —Volvió con un jarrón y lo presentó con las flores en el centro de la mesa. Rodeó a su marido por la cintura y tomó el teléfono. Se escabulló nuevamente a la cocina para marcar el consabido número de la vecina.
El CLN no perdió tiempo. Se colocó su abrigo, tomó una rosa del jarrón y salió a la calle. Consultó su mapa-pulsera: “Necrológicas”, dijo, modulando lentamente. El dispositivo pasó revista a los avisos fúnebres publicados ese día. Eran muchos, demasiados. El CLN activó una ventana opcional: “Valitutti, Juan Manuel” + “Velatorio” + “Restos mortales”. En poco tiempo estuvo en posesión de la dirección exacta.
El CLN se alejó calle abajo, silbando una tonada para él desconocida, mientras la flor comenzaba a secarse en sus manos. 

© Juan Manuel Valitutti (Publicado en NM 11)

JUAN MANUEL VALITUTTI



Juan Manuel Valitutti (1971) es docente y escritor. Ha publicado cuentos en los principales medios digitales y de papel de ciencia ficción y fantasía. Finalista en varios concursos, algunos de sus textos han sido traducidos al catalán y al francés. Puede consultar su blog en:
    


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