sábado, 5 de mayo de 2018

LOS OTROS BÁRBAROS


LOS OTROS BÁRBAROS (*)
Picking the fiery horde that was fallen around ma feet. Never he cried, never shall it ye get me alive.
Pink Floyd - Several Species of Small Furry Animals Gathered Together in a Cave and Grooving with a Pict[1]
No es bueno crucificar a un legionario. Pero las penas son claras: crucifixión para los desertores. Soy Paulus Germanicus, praefecti castrorum de la Legio VI Victrix y no exhibí misericordia alguna con la pandilla de cobardes que huyó de la “Armada de las Flores”. Como si no tuviéramos suficiente magia con los estrafalarios del rey Gartnaith, unos salvajes que atacan desnudos porque se creen protegidos por sus tatuajes. Ahora hay que dar veraz a la agresión de trolls de los pantanos, capaces de engullir a toda una centuria. Y afrontar la guerra de guerrillas de unos enanos de barba bermeja, contrahechos y sanguinarios. Y peor aún, sobrellevar el huracán provocado por hadas de tenue aleteo o el torrente ígneo de un dragón.
¡Voto a Mars Ultor! Es intolerable que el Legatus preste oídos a las supercherías de estos pictos. Si sangran, también mueren. El obispo Marcus Vinicius predicó el sermón “Bárbaros a las puertas de Roma”, pero ningún galo se compara con estos britanos. Sin embargo, las entrañas han sido propicias y me aventuro más allá de la Vallum Hadriani para capturar de una buena vez a Myrddin Wyllt, el sedicioso que congrega a la horda. Por una delación, sé dónde está.
Una bruma azul nos envuelve a medida que surcamos el bosque de robles. Árboles retorcidos nos acechan. En medio del silencio, un repentino salmo dibuja una danza bajo una luna roja. Nos acercamos con sigilo criminal y distinguimos a diecisiete doncellas entregadas al delirio extático. Tomamos posición de asalto. La dulce melopea adquiere un volumen embriagador. Doy la orden pero, presos de un hechizo, irrumpimos en el círculo, los escudos a la rastra, las espadas laxas. Un espiralado remolino de plata nos envuelve y vomita un batallón de nuckalavee, seres deformes y despellejados que son una ofensa a la diosa Natura. Una carcajada oficia de cuerno de combate. Mientras nos despedazan, alcanzo a ver al druida abominable. En lengua civilizada se lo conoce por Merlinus Caledonensis. Antes que por nuestras vidas, corremos por nuestras almas. Algún auxiliar imperial de la caballería sármata ordenará mi crucifixión.

© Pablo Martínez Burkett, 2010



[1] Recogiendo la horda de fuego que había caído alrededor de mis pies. Nunca gritó, nunca me atraparán vivo. Pink Floyd - Diferentes especies de pequeños animales peludos reunidos en una cueva y divirtiéndose con un picto.

(*) El presente texto forma parte del libro MONDO CANE (Editorial Muerde Muertos, 2016).


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